¿Eres motero de los de toda la vida? Si llevas ya muchos kilómetros recorridos seguro que atesoras grandes recuerdos de tus primeros momentos y de anécdotas que han ido marcando tu pasión por las dos ruedas.

De mayor quiero ser motero

 

Para muchas familias la moto es una tradición. El papá motero estará deseoso de compartir su pasión con el retoño, pero también tíos, padres o abuelos moteros. Quizás lo primero que recuerdes del mundo de las motos sea el deseo de poder subirte a una para hacer como papá y lo importante que te sentías cuando te dejaban pasear por el garaje de casa o justo a la salida a los mandos de la moto. Aunque sólo fuesen 100 metros, con tres años esa distancia puede parecer todo un Gran Premio cuando crees que realmente estás conduciendo.
Mañanas de domingo pegadas a la televisión para ver las carreras y cómo a un mito iba sucediéndole otro: Nieto, Doohan, Schwantz, Rainey, Roberts, Crivillé y así hasta los actuales Rossi, Márquez, Pedrosa y Lorenzo.

Y finalmente el momento de poder ir moto de paquete a partir de los siete años  y los días en los que te llevaban al colegio de paquete en la Vespa con tu casco –aquí te contamos en qué condiciones debes hacerlo ahora-. Ahí sí que eras el rey y la envidia de todos tus compañeros ¡montabas en moto y papá era el más molón de los padres!

Arreglar la moto con papa

Después llegarían otras experiencias moteras en familia y fuera de ella. Los paseos de domingo de paquete con tu padre, las primeras rutas algo más largas y finalmente el primer viaje de fin semana completo. Por entonces no lo sabías seguro, pero intuías que tenía que haber una forma de pasar menos frío al bajar un puerto de montaña o subir a la sierra a pasar el día. Pero el esfuerzo merecía la pena y tenía sus pequeñas recompensas como las paradas para tomar una taza de caldo calentito y un bocata que traías de casa.

Empieza la aventura por tu cuenta: tu primera moto

Pero también puede que en casa no aprobasen tu pasión por las motos y montar. En ese caso hasta ir de paquete era una epopeya y un pequeño desafío a la autoridad tan propio de esa edad. Aunque era más común de lo que crees e incluso había quienes llegaban a comprar su primera moto «a escondidas», sin que los padres lo supiesen.

Seguro que todavía recuerdas tu primera moto, que es fácil que fuese un ciclomotor o un scooter al que te las apañabas para hacerla correr a 100 kilómetros por hora con accesorios que entonces y más hoy en día están totalmente prohibidos o cómo conseguías que su sonido fuese hasta parecido al de una nsr. Claro que eran otros tiempos, con menos controles y máquinas más artesanales, estas son las que se recomiendan hoy en día. La tecnología de hoy en día tiene la virtud de protegernos, pero también de detectar más rápido este tipo de trucos.

Esa primera moto ya era suficiente para separarte del resto de compañeros del instituto y espolear por sí sola tu popularidad. ¿A que no tienes que pensar mucho para recordar a los amigos y sobre todo amigas que llevaste en ella?

De niño a motero

De ahí a tener que esperar hasta conseguir el carnet de motos para mayores, que hoy funciona en dos tramos. Primero necesitas el carnet A1 que no puedes sacar hasta los 18 años y te permite pilotar motos de hasta 48 CV o mayores pero limitadas, y después, tras dos años de experiencia, podrás obtener el A para montar cualquier moto. La Honda nsr 75, Yamaha tzr 80 o la Derbi gpr estaban entre las más deseadas, aunque no eran las únicas y cuando ya obtenías el carnet A el abanico se abría a cualquier moto de cualquier estilo.

Hoy en día la experiencia motera está mucho más dirigida con los diferentes carnet, que básicamente llevan a que el aprendizaje sea gradual, por lo menos en potencia. Sin embargo, la juventud busca más sensaciones, más velocidad y con los años aprendes a gestionarla de otra forma. La experiencia es un grado en carretera, también algo muy necesario ahora que el tráfico ha aumentado, hay muchos más vehículos y, aunque pueda resultar paradójico, conducir puede ser hasta más peligroso.

Por fortuna, también hay más cámaras, radares y medidas de control que sirven para bajar los ánimos de quienes quieren usar la carretera como un circuito. Y es recuerda que para entrenar y correr están los circuitos.

En tu camino hasta aquí habrás probado varios tipos de moto y escenarios, campo y ciudad, para quedarte con el que verdaderamente levanta tus pasiones. Y llegado este momento, puede que te quede una experiencia nueva por vivir, seguir el camino de tus padres y transmitir tu pasión motera a tu hijo, desde su primer viaje en moto hasta que pueda recorrer el camino que tú ya has vivido. Seguro que estás deseándolo ¡y nosotros también!

Etapas en la vida del motero

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